Construir un negocio no
necesariamente significa tener que estar involucrado en la parte operativa para
que el mismo pueda funcionar. La mayoría de inversionistas adinerados ayudan a
construir y desarrollar decenas de negocios en los cuales no tienen un rol
operativo.
Sin embargo, y principalmente en
las pequeñas empresas construidas alrededor de los conocimientos de su fundador,
se hace necesario que el dueño también sea parte del engranaje operativo. En la
mayoría de los casos, que sea la parte más importante de dicho engranaje.
Cuando comienzas una pequeña
empresa o un proyecto profesional independiente, es inevitable que tengas que
ser el gerente y también el conserje, el manager y el artista, el sonidista y
la estrella de rock; ahora bien, conforme el proyecto va creciendo y a la par
con el aumento de la demanda, se hace necesario que se sumen nuevas manos para
mantener el ritmo y poder continuar despachando eso que ofreces.
Todos podemos estar de acuerdo en
que a veces necesitamos ayuda. Sin embargo, lo difícil no es reconocer la
necesitad de ayuda, lo difícil suele ser el poder confiar lo suficiente como
para dejar que manos extrañas jueguen en un papel importante en algo que nos
preocupa que quede bien.
Estamos muy cerca del fin de año.
Si bien es cierto que son pocas las cosas que se podrían hacer a estas alturas
para cambiar la realidad económica de tu empresa, resulta de suma importancia tomar
acciones que no solo te ayuden a evaluar efectivamente la gestión realizada
durante el año saliente, sino también a prepararte mejor para el entrante.
¿Qué garantías me das que lo que me dices es cierto?
Esa (o alguna variante) es una de
las preguntas más comunes que los compradores le hacen a los vendedores.
Esta pregunta viene de la falta
de uno de los elementos más importantes en cualquier negociación, la confianza.
Esa falta de confianza, que tiene razón suficiente de ser, genera
incertidumbre.
Desde hace décadas los negocios
crearon una forma de reducir la barrera de la desconfianza, las garantías.
A estas alturas uno pensaría que la
importancia de los libros como fuente de conocimiento no debería ser tema de
debate. Es algo en lo que todos podemos estar de acuerdo.
En un artículo de Blinkist
Magazine sobre los hábitos de lectura de algunos de los CEO´s más exitosos
del mundo, se señalan unos puntos muy interesantes respecto al tema. Entre
ellos, el de que el 88% de las personas financieramente exitosas leen al
menos 30 minutos al día.
Entre la lista de personalidades
citadas como referencia están Warren Buffett, Oprah Winfrey, Elon Musk, Barack
Obama y el mismísimo Bill Gates, quien dice leer alrededor de 50 libros por año.
Voy a tomarme la libertad de interrumpir la temática regular del blog para hablarte sobre lo que realmente significa ser un profesional. Independientemente de la carrera a la que te dediques
Conocí a
una joven cajera de una institución financiera que se caracterizaba por tratar
a los clientes dependiendo de su estado de ánimo. Si se sentía feliz y con
energía, los clientes recibían un muy buen trato; por el contrario, si estaba
de mal humor, todos habrían de lamentar haber escogido ese día para ir al banco.
Lo
cierto es que los días de malhumor solían ser más que los de buen ánimo.
Eventualmente
y para fortuna del empleador, la chica renunció por su propia cuenta.
Alan Weiss es un consultor de
negocios, autor de más de 60 libros, conferencista, educador e inequívocamente
la figura representativa de su industria en la actualidad.
Alan tiene un planteamiento muy interesante, que lo ha dejado plasmado a lo largo de todas sus obras, respecto a la manera en la que los profesionales cobran por sus servicios. La lógica que aplica a su razonamiento la comparto a continuación:
Bienvenido al competitivo mundo de los negocios,
este no es el salón de clases en donde si alguien te copiaba la tarea el
profesor podía enviarlo de castigo a la oficina del director.
La realidad es que los mercados se hacen cada vez
más competitivos, la lucha por los clientes más férrea y los competidores son
cada vez más atrevidos. Tanto así que algunos tienen la osadía de tomar
productos existentes y copiarlos casi en su totalidad para luego competir
contra los creadores originales.
Lo grave del caso es que muchas veces esas copias terminan desplazando a los originales. Recordemos el escandaloso caso en el que la famosa red social Instagram, le “tomó prestada” la función de historias a la red social Snapchat rebautizándola como Instagram Stories. Ya para finales del año 2017, las visualizaciones de las Instagram Stories sobrepasabancasi por el doble a las de las historias de Snapchat.
Es muy tentador el querer abrir
un segundo negocio y generar dinero extra cuando ya tenemos un primer negocio
que marcha de manera estable y autosuficiente, ahora bien ¿Realmente necesitas
un segundo negocio?
Hace poco me encontré con este
escenario en una de mis consultorías. El cliente, propietario de un taller de
reparación y mantenimiento de frenos que goza de excelente aceptación en el
mercado, me llamó porque quería diversificar sus fuentes de ingreso; para ello
me habló de la idea de poner un negocio de venta de comida rápida justo en
frente de su taller. Veía esto como una forma de aprovechar el flujo de gente,
así como de atraer a un público nuevo.
Ganar dinero haciendo actividades que nos hagan sentir que no estamos trabajando parece ser la cúspide de la autorealización profesional. Un honor reservado solo para unos pocos. Un privilegio que es alcanzable para otros, pero no para nosotros.
Hay mucha verdad en el enunciado anterior. Poco más de dos décadas atrás, la burocracia y hermetismo de algunas industrias hacía casi imposible que la gente que no cumpliera con “el perfil requerido” pudiera entrar en ellas.