Las respuestas a estas dos preguntas resumen de manera muy acertada el fundamento de lo que llamamos “pensamiento de diseño” (También referido en inglés como “design thinking”).
El pensamiento de diseño es definido como el proceso de razonamiento que acompaña a la creación de innovación; ya sea en la forma de creación de nuevos productos, mejora de procesos, ingeniería, arquitectura, u otro similar.
El pensamiento de diseño busca resolver problemas a la medida, es decir, resolver problemas de la mejor manera posible para el público al que se pretende servir.
De ahí la importancia de conocer ¿Qué es lo que se pretende resolver? Y ¿Para quién es eso que pretendemos resolver?
Como una nota al margen, Seth Godin, uno de mis autores favoritos, aborda magistralmente esta temática. Te recomiendo que le veas estos dos artículos que escribió al respecto: What´s it for?Y Who is it for?.
Es un método de razonamiento que puede ser aplicado a una gran variedad de situaciones dentro de nuestra vida o negocio, pero en esta ocasión nos enfocaremos en lo segundo.
Ahora, ¿Por qué habría de interesarte conocer sobre el pensamiento de diseño?
– Pues porque la única forma en que un negocio puede sobrevivir a los niveles actuales de competencia es resolviendo problemas específicos de la mejor manera que estos problemas puedan ser resueltos.
Y para lograr eso se necesita aplicar el pensamiento de diseño.
Trabajé por más de nueve años en una institución financiera, entre las diferentes posiciones que ocupé estuvo la de Gerente de Mercadeo. En una capacitación sobre ventas que impartí, preguntaba a los participantes ¿A quién está dirigido “X” servicio?, como una forma de medir si esos servicios estaban siendo promovidos al público correcto.
Cuando pregunté sobre el servicio Ahorro Infantil, todos me dijeron que estaba dirigido a niños menores de edad.
La sorpresa vino cuando les dije que estaban errados. – ¡Claro que sí! Es una cuenta de ahorros para niños, dijo alguien.
A lo que procedí a explicar: La cuenta de ahorro infantil no era para los niños que querían aprender a ahorrar, sino para los padres que querían enseñarle a sus niños el valor del ahorro.
Y se escuchó un ahhhhh….
Eso cambia toda la narrativa. Porque ya no iban a venderle una cuenta de ahorros a un niño de 5 años que ni siquiera tiene permitido abrir una cuenta sin el consentimiento de sus padres. Sino que se iban a enfocar en educar a los padres sobre la importancia de enseñarles a sus hijos el valor del ahorro.
Otro ejemplo.
Apple es una empresa de la industria tecnológica, sin embargo están muy conscientes de a quién le venden sus productos. Sus productos no están dirigidos a entusiastas de la tecnología que buscan lo mejor en rendimiento y la mejor relación calidad – precio.
De hecho, en numerosas ocasiones ha quedado demostrado lo contrario. Que la relación calidad – precio de sus productos no es para nada conveniente.
Apple crea productos de lujo dirigidos a gente que siente que la marca y calidad de los dispositivos electrónicos que utilizan ayudan a definir su estatus entre sus compañeros.
Al entender ese enunciado, han logrado crear toda una narrativa que se alinea con el propósito original de su diseño, lo que los ha convertido en una de las marcas más valoradas del mundo.
Ahora es tu turno.
Eso que haces o vendes. ¿Para qué es? ¿Para quién es? Luego de que respondas, haz que toda tu narrativa se alinee con ello.
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