Cuando comienzas una pequeña empresa o un proyecto profesional independiente, es inevitable que tengas que ser el gerente y también el conserje, el manager y el artista, el sonidista y la estrella de rock; ahora bien, conforme el proyecto va creciendo y a la par con el aumento de la demanda, se hace necesario que se sumen nuevas manos para mantener el ritmo y poder continuar despachando eso que ofreces.
Todos podemos estar de acuerdo en que a veces necesitamos ayuda. Sin embargo, lo difícil no es reconocer la necesitad de ayuda, lo difícil suele ser el poder confiar lo suficiente como para dejar que manos extrañas jueguen en un papel importante en algo que nos preocupa que quede bien.
Muchos llegan a preferir no crecer con tal de evitar perder el sentido de control que tienen sobre el proceso. No es que esa postura esté mal, todo dependerá de las aspiraciones particulares de cada quien.
Si no quieres que las cosas se te salgan de las manos, es mejor mantenerlas en un tamaño que puedas controlar sin correr el riesgo de afectar los resultados. Eso implica no crecer demasiado. En cambio, si eres de los que quieren construir algo más grande que tú, algo que trascienda las fronteras de tu conocimiento y alcance, necesitarás ayuda. Necesitarás ser capaz de poner muchas cosas que te importan en manos que no son las tuyas, necesitarás vencer el miedo a delegar.
Delegar no significa desentenderse, delegar es el trabajo cuidadoso de seleccionar a la persona correcta para la tarea y darle el espacio para que la realice.
Delegar es poner orden los controles necesarios para supervisar la tarea sin tener que interferir en la realización de la misma.
Parte del temor de delegar reside en creer que somos los más calificados para hacer lo que hay que hacer, una forma muy narcisista de ver las cosas; en especial cuando muy en el fondo sabemos que siempre habrá alguien mejor.
A lo mejor ese alguien capaz de hacer el trabajo igual o mejor que tú sí existe, solo que no te has tomado el tiempo de encontrarlo. Puede ser que ese alguien esté ya a tu lado, pero no le has dado la oportunidad de aprender y de desarrollarse.
Delegar es una muestra de fortaleza, de confianza en sí mismo y en los demás, de capacidad de gestión y sobre todo de seguridad.
Para concluir, te compartiré algunas recomendaciones básicas que te ayudarán a delegar mejor:
- No contrates a la ligera. Tómate el tiempo de conocer el carácter (No solo el nivel académico) de la persona a quien pretendes contratar.
- Asegúrate de entender que no vas a encontrar un sustituto a tu imagen y semejanza (Quizás mejor, quizás no tanto).
- No esperes que alguien aprenda en un día lo que te ha tomado toda la vida perfeccionar.
- Crea instancias de supervisión en los pasos críticos de cualquier proceso.
- Deja que la persona en quien delegas encuentre su propia manera de hacer las cosas (siempre que esta rinda los resultados esperados y no comprometa el resto de la operación).
- Cuando tengas que corregir algo, no lo hagas tú mismo. Aprovecha la oportunidad para enseñarle a quien le corriges la manera correcta de hacerlo.
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