Peter Drucker, el padre de la administración moderna dijo: “La empresa comercial tiene dos funciones fundamentales, innovación y marketing.” En otras palabras, crear nuevas soluciones a problemas o mejorar las existentes y conectar esas soluciones con quienes las necesitan.
Por ahora voy a hablarte sobre la segunda parte, o mejor dicho, sobre la peor manera de hacer la segunda parte.
10 – 15 años atrás se creía que el buen marketing era aquel capaz de hacer que mucha gente comprara lo que se vendía. No habían métricas claras (o al menos no se habían identificado las correctas), así que el principal indicador de que se estaba haciendo buen marketing era la cantidad de dinero proveniente de las ventas del producto o servicio.
Sin embargo, el tiempo ha demostrado que el dinero proveniente de las ventas es un indicador incompleto y que mira la gestión de marketing a un muy corto plazo, puesto que se limita medir el resultado de la transacción momentánea, ignorando la satisfacción del cliente con el producto, a experiencia postcompra, el posicionamiento del producto en el mercado, el lugar que ocupa en la preferencia entre otros más.
Aquí tienes otros datos que deberías saber sobre el peor marketing…
El peor marketing es aquel que solo se preocupa por vender, no por brindar soluciones.
Al peor marketing le interesa tu dinero, no tu fidelidad. Es por eso que cuando tenga que escoger entre tú y tu dinero, escogerá tu dinero el 100% de las veces.
El peor marketing no es sincero, tiene miedo de que descubran que en verdad no es lo que dice ser. Es por ello que suele hiperbolizar en sus argumentos, aumentando o disminuyendo de forma exagerada y a conveniencia sus características.
El peor marketing vive de las relaciones instantáneas, siempre está detrás del siguiente cliente nuevo, por eso no tiene tiempo de fidelizar a sus clientes actuales.
Es un marketing es arrogante, sabe que sus clientes son lo más importante, pero se rehúsa a tratarlos como tal.
El peor marketing no tiene futuro, por eso trata desesperadamente de conseguir todo lo que pueda ahora, porque quizás mañana venga alguien y haga un mejor marketing.
Hay otras tantas cosas más que pudiéramos decir sobre el peor marketing, pero creo que esto lo resume bastante bien.
Sé que es difícil leer cosas negativas e identificarse con ellas, pero si llegaste leyendo hasta aquí, vale la pena que analices tu gestión y determines cuáles cosas de estas haciendo (de manera consciente o no) y te comprometas con arreglarlas.
Lo bueno de cambiar de un mal marketing a un buen marketing es que los resultados no solo son perceptibles a corto plazo y mediano plazo, sino que también garantiza un futuro promisorio para la marca y un legado de clientes satisfechos.
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