Construir un negocio no
necesariamente significa tener que estar involucrado en la parte operativa para
que el mismo pueda funcionar. La mayoría de inversionistas adinerados ayudan a
construir y desarrollar decenas de negocios en los cuales no tienen un rol
operativo.
Sin embargo, y principalmente en
las pequeñas empresas construidas alrededor de los conocimientos de su fundador,
se hace necesario que el dueño también sea parte del engranaje operativo. En la
mayoría de los casos, que sea la parte más importante de dicho engranaje.
Cuando comienzas una pequeña
empresa o un proyecto profesional independiente, es inevitable que tengas que
ser el gerente y también el conserje, el manager y el artista, el sonidista y
la estrella de rock; ahora bien, conforme el proyecto va creciendo y a la par
con el aumento de la demanda, se hace necesario que se sumen nuevas manos para
mantener el ritmo y poder continuar despachando eso que ofreces.
Todos podemos estar de acuerdo en
que a veces necesitamos ayuda. Sin embargo, lo difícil no es reconocer la
necesitad de ayuda, lo difícil suele ser el poder confiar lo suficiente como
para dejar que manos extrañas jueguen en un papel importante en algo que nos
preocupa que quede bien.
Estamos muy cerca del fin de año.
Si bien es cierto que son pocas las cosas que se podrían hacer a estas alturas
para cambiar la realidad económica de tu empresa, resulta de suma importancia tomar
acciones que no solo te ayuden a evaluar efectivamente la gestión realizada
durante el año saliente, sino también a prepararte mejor para el entrante.
¿Qué garantías me das que lo que me dices es cierto?
Esa (o alguna variante) es una de
las preguntas más comunes que los compradores le hacen a los vendedores.
Esta pregunta viene de la falta
de uno de los elementos más importantes en cualquier negociación, la confianza.
Esa falta de confianza, que tiene razón suficiente de ser, genera
incertidumbre.
Desde hace décadas los negocios
crearon una forma de reducir la barrera de la desconfianza, las garantías.
Visión, Misión y Valores, los
tres cuadros más famosos en las áreas de recepción de las empresas. Pero, ¿Cuántas
empresas verdaderamente cumplen con lo que predican? ¿De verdad saben lo que
significan estos enunciados?
Y qué hay de estas otras que
tienen slogans como “Somos los más
rápidos”, y su servicio es decepcionantemente lento; “Somos
los más económicos”, pero sus precios están por encima de la competencia; promueven
“Compromiso y responsabilidad”, pero no
son ni comprometidos ni mucho menos responsables.
A la fecha hace ya casi un año que participé en una
conferencia de unos 40 minutos con el consultor José Pineda. Una
persona dinámica, preparada y sobre todo con una mentalidad muy clara sobre lo
que se debe o no hacer para administrar bien.
Pineda mencionó una frase que captó mi atención y que al día
de hoy la sigo implementando como parte de mi filosofía de trabajo, decía: “Para
administrar bien, hay que administrar a
la chiquita*”.
En mi país (República Dominicana), al igual que en muchos
países latinoamericanos, hay un dicho popular que dice “La carga se arregla en
el camino”. Este dicho hace referencia a cuando los viajeros, que usaban burros
y caballos para acarrear diferentes tipos de carga, no podían darse el lujo de
tomar mucho tiempo acomodando las cosas ya que podía hacerse tarde y los
caminos tornarse peligrosos.
Ese dicho lo he escuchado un sin número de veces en las
bocas de emprendedores que lo utilizan para justificar su falta de
planificación antes de iniciar un proyecto.
He mencionado las alianzas estratégicas en varias ocasiones en este blog (aquí y aquí,por ejemplo), sin embargo, nunca había escrito exclusivamente sobre ellas.
¡Pues llegó la hora! Comencemos por explicar lo que es una alianza estratégica.
De manera general, una alianza estratégica es la unión de dos o más negocios de naturaleza diferente pero cuyas audiencias poseen características e intereses comunes. Esto con la finalidad de que entre ellos puedan apalancar su crecimiento mientras mantienen su independencia como marcas.
Todos saben que la buena atención al cliente es uno de los pilares
del éxito de un negocio. Todos somos capaces de diferenciar un buen servicio de
un mal servicio. Todos queremos tener una buena experiencia de servicio; sin
embargo, cuando nos toca ser quienes brindamos el servicio, parecemos olvidar
lo anterior.
La atención al cliente puede construir o destruir tu negocio.
¿Cuáles son tus gastos fijos? ¿Cuál es tu margen de
beneficio por producto? ¿Cuál es el precio promedio de tus competidores? ¿Cuál es
tu producto más popular? ¿Cuántas unidades de tu producto más popular debes
vender para cumplir tu meta de ventas? ¿Tienes una meta de ventas?
Wow… Demasiadas preguntas, ¿No?
Si pretendes tener un negocio exitoso y que crezca, debes conocer las funciones básicas de la administración. Estas son: Planificación, organización, dirección, coordinación y control.
Si tu negocio ya está funcionando, es muy posible que ya
hayas pasado por las primeras 4 (o alguna versión parecida a ellas). Pero ¿Qué
hay del control?