La respuesta más rápida e instintiva sería decir: ¡Ve por ella! – Como si fuera tan fácil – La verdad es que desde el “Momento Anjá” en donde se concibe una idea de negocio, hasta la puesta en marcha de la misma, existe todo un proceso que debe agotarse en aras de obtener los resultados esperados – O aproximarse lo más posible –
En esta entrega quiero abordar, aunque de manera muy superficial, ese proceso que ocurre “detrás de cámara” y que muchos desconocen. Por eso aquí están los 5 puntos a considerar luego de que se te ocurre una buena idea de negocios:
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1- Cuestiónate:
En el mundo hay un muy reducido grupo de “gente rara” que creemos que todas las mentes están interconectadas, independientemente de las distancias y de las barreras idiomáticas; y que esa idea de negocio que se te ocurrió a ti es casi seguro que se le haya ocurrido a otro ser humano ahora o en el pasado. Entonces, si esa idea ya la han pensado otros ¿Por qué nadie la ha llevado a cabo antes? ¿Quién la está desarrollando ahora? ¿Cómo lo están haciendo? ¿Qué puedo hacer yo diferente a los demás para que la idea funcione?
Las respuestas a estas preguntas te aportarán información valiosa que servirá para ayudarte a tener una idea de qué sucede en el mundo en torno a tu idea y de cómo la ha recibido la gente.
Muchos proyectos consumen enormes cantidades de tiempo y recursos para terminar siendo solo otro producto más del montón, o peor aún, ni siquiera logran entrar en el montón.
2- Si ya has decidido que la idea vale la pena, identifica los recursos necesarios para ponerla en marcha y ve si los tienes:
Consigue todo el conocimiento que puedas sobre la industria en la que quieres incursionar, adquiere experiencia práctica y estudia diligentemente otras empresas de naturaleza similar. El conocimiento del negocio te permitirá determinar si realmente tienes los recursos tanto intelectuales como económicos para comenzar tu proyecto.
Hay cosas que sabes hacer, otras que puedes conseguir que alguien más las haga por ti, pero si llegas a un punto en el que simplemente sabes que no podrás manejar la situación, entonces es mejor evitar riesgos innecesarios.
El no estar en condición de arrancar un proyecto no significa que deba descartarse. Una buena idea nunca se descarta, sin embargo y por el bien de la misma, se puede posponer hasta que llegue el momento adecuado.
3- Elabora un plan para tu idea de negocio:
Lo he dicho en muchas publicaciones antes, lo digo ahora… y creo que lo seguiré diciendo por mucho tiempo más: ¡Si no tienes un plan, no vas a llegar a ningún lado! Y no me refiero al bosquejo mental borroso y lleno de baches que todos nos hacemos cuando se nos ocurre una idea, me refiero al plan de negocio debidamente elaborado por escrito en el que se hace un estudio del negocio y todos los factores que directa o indirectamente pueden incidir en su desarrollo.
– Si no estás familiarizado con los planes de negocio y quisieras que hable de eso en algún post… Házmelo saber en los comentarios –
El plan de negocio analiza situaciones y establece acciones, es la guía que te servirá de mapa en el camino del emprendimiento.
4- Piensa en grande, comienza pequeño:

No limites tu creatividad ni tus ambiciones, deja que el cielo sea tu límite… Pero – Con muchas “o´s” al final – no dejes que tus pies despeguen del suelo. La primera etapa de cualquier proyecto es una etapa de prueba, en la que se hace el primer contacto con el público y se determina que cosas hay que mantener, cuales hay que mejorar y cuales otras hay que definitivamente descartar. Es por eso que resulta conveniente empezar de forma moderada.
Ten pendiente que un gran proyecto involucra un gran consumo de recursos, por lo que cualquier pequeño ajuste que tengas que hacer al prototipo inicial te significara tirar a la basura mucho de lo que ya has invertido.
Por otro lado, cuando comienzas pequeño, minimizas los riesgos y facilitas el manejo y los reajustes en el producto. No es igual cambiar la etiqueta de 1,000 unidades de un producto X porque no impactó como se esperaba, que tener que hacer lo mismo con 10,000.
Por ejemplo, si quieres ser fotógrafo, ¿Por qué no comienzas con equipo de fotografía económico o de segunda mano? ¿Quieres ser escritor? – ¿Qué tal si primero creas un blog y das a conocer tu talento? ¿Quieres una tienda? – ¿Y si comienzas primero vendiendo online?
En resumen, el problema evidente de trepar muy alto es que las caídas son más dolorosas y tardan más en sanar. Comienza pequeño y deja que el negocio te diga cuándo es momento de crecer.
5- Pon manos a la obra:
No basta con simplemente tener buenas ideas y hacer muchos planes; una vez esa idea ha llegado a ti, tienes que comprometerte con ella, ponerla en marcha y trabajar hasta que esta sea lo que tú quieres que sea.
Cada momento que pospones sin razón tus proyectos, alguien más inicia uno similar y te hace la competencia más difícil. Tú decides cuando empezar, pero hazlo.
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