En mi país (República Dominicana), al igual que en muchos países latinoamericanos, hay un dicho popular que dice “La carga se arregla en el camino”. Este dicho hace referencia a cuando los viajeros, que usaban burros y caballos para acarrear diferentes tipos de carga, no podían darse el lujo de tomar mucho tiempo acomodando las cosas ya que podía hacerse tarde y los caminos tornarse peligrosos.
Ese dicho lo he escuchado un sin número de veces en las bocas de emprendedores que lo utilizan para justificar su falta de planificación antes de iniciar un proyecto.
Arreglar la carga en el camino es peligroso. Es una muestra de ingenuidad ante los peligros del camino.
Planifica con tiempo, planifica bien, revisa lo planificado, y cuando creas que tienes todo lo necesario, tómate el tiempo para una última revisión.
Mientras más largo y peligroso sea el viaje, más tiempo deberás tomarte para acomodar apropiadamente la carga.
Ahora bien, jamás permitas que el hecho de tomarte tiempo para acomodar bien la carga te haga retrasar la salida y dilatar el viaje.
La clave para encontrar el equilibrio entre acomodar bien la carga y utilizar esta tarea como una excusa para retrasar el viaje es entender lo siguiente:
“La carga no se arregla en el camino. Los problemas del camino, sí se resuelven en el camino.”
Al arreglar tu carga (planificar lo que vas a hacer), debes prever las cosas que pueden afectar el éxito de la misión y prepararte de manera apropiada. Aquí prima el principio de probabilidad de ocurrencia. Si es probable que pase, prepárate; si es poco probable que pase, ignóralo.
Hay muchas cosas que pueden salir mal, pero si intentas prepararte para todas ellas te darás cuenta de que es imposible.
Arregla tu carga. Los problemas del camino tendrás que resolverlos en el camino, pero no dejes de arreglar tu carga.
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