Soy Francisco Rodríguez, Ingeniero Electromecánico, Magister en Administración de Empresas, amante de los negocios y administrador de este portal. Me encanta compartir información sobre las cosas que me apasionan. Contáctame vía Twitter @iFranrodriguez
Lo que va del 2020 ha sido una locura… En serio, tengo 32 años de edad y no recuerdo haber vivido un año como este. Otros de ustedes con más edad dirán lo mismo.
Mientras escribo, estamos atravesando la pandemia del Corona Virus y (en República Dominicana al menos) estamos esperando la segunda ola del Polvo del Sahara.
¿Quién sabe si al momento en que estás leyendo esto ya habrá pasado la invasión alienígena?
La cantidad de veces que escucho
gente decir que quieren lograr ciertas aspiraciones, pero que, según sus
propias palabras, no pueden conseguirlo es asombrosa.
Sin embargo, hay una pregunta
común que les hago a todos ¿Qué estás haciendo para conseguirlo? A lo que por
lo general obtengo respuestas muy similares.
Las respuestas a estas dos
preguntas resumen de manera muy acertada el fundamento de lo que llamamos
“pensamiento de diseño” (También referido en inglés como “design thinking”).
El pensamiento de diseño es
definido como el proceso de razonamiento que acompaña a la creación de innovación;
ya sea en la forma de creación de nuevos productos, mejora de procesos, ingeniería,
arquitectura, u otro similar.
Peter Drucker, el padre de la administración moderna dijo: “La empresa comercial tiene dos funciones fundamentales, innovación y marketing.” En otras palabras, crear nuevas soluciones a problemas o mejorar las existentes y conectar esas soluciones con quienes las necesitan.
Por ahora voy a hablarte sobre la
segunda parte, o mejor dicho, sobre la peor manera de hacer la segunda parte.
Bueno, no exactamente. Hay otra
pregunta ¿Qué tan bueno tiene que ser eso que quieres hacer?
La realidad es que existe un
selecto grupo de individuos con grandes ideas y deseos de crear cosas que
impacten positivamente su entorno, pero… y este es un gran pero; su insaciable
apetito de alcanzar ciertos estándares de “perfección” los llevan a un camino bifurcado
en el que tienen que elegir entre nunca terminar lo que iniciaron (si en algún
momento lo iniciaron), o terminarlo tan
tarde que ya para entonces nadie tendrá interés en verlo.
Ser excepcionalmente bueno en determinada área, ya sea
ciencia, deporte o arte, tiene menos que ver con talento y más con el
compromiso. Con esto no quiero negar que hay condiciones innatas que hacen que
ciertas personas puedan desempeñarse mejor en determinadas áreas. Por ejemplo,
el joven que la genética lo benefició con 7 pies de altura, evidentemente tiene
mejores posibilidades de triunfar en un deporte como el baloncesto que alguien
de 5’6”.
La altura es una condición natural que le da una ventaja
comparativa respecto a alguien más pequeño.
Ahora bien, si dijéramos que las condiciones innatas son el
factor que determina la capacidad de alguien para sobresalir de manera
excepcional en el baloncesto (por continuar con el mismo ejemplo), ¿Por qué no
todas las personas con 7 pies de altura son excelentes basquetbolistas?
Construir un negocio no
necesariamente significa tener que estar involucrado en la parte operativa para
que el mismo pueda funcionar. La mayoría de inversionistas adinerados ayudan a
construir y desarrollar decenas de negocios en los cuales no tienen un rol
operativo.
Sin embargo, y principalmente en
las pequeñas empresas construidas alrededor de los conocimientos de su fundador,
se hace necesario que el dueño también sea parte del engranaje operativo. En la
mayoría de los casos, que sea la parte más importante de dicho engranaje.
Cuando comienzas una pequeña
empresa o un proyecto profesional independiente, es inevitable que tengas que
ser el gerente y también el conserje, el manager y el artista, el sonidista y
la estrella de rock; ahora bien, conforme el proyecto va creciendo y a la par
con el aumento de la demanda, se hace necesario que se sumen nuevas manos para
mantener el ritmo y poder continuar despachando eso que ofreces.
Todos podemos estar de acuerdo en
que a veces necesitamos ayuda. Sin embargo, lo difícil no es reconocer la
necesitad de ayuda, lo difícil suele ser el poder confiar lo suficiente como
para dejar que manos extrañas jueguen en un papel importante en algo que nos
preocupa que quede bien.
Estamos muy cerca del fin de año.
Si bien es cierto que son pocas las cosas que se podrían hacer a estas alturas
para cambiar la realidad económica de tu empresa, resulta de suma importancia tomar
acciones que no solo te ayuden a evaluar efectivamente la gestión realizada
durante el año saliente, sino también a prepararte mejor para el entrante.
Es mucho lo que he hablado sobre alianzas estratégicasen este blog, pero hoy quiero mostrarte un ejemplo de una que me ha gustado bastante, no solo por el producto creado, sino también por la ejecución de la misma.